Habilidades Blandas. El proyecto millonario que salvamos sin escribir una sola línea de código.

El proyecto "AAAAA" lo tenía todo para triunfar. Era la nueva apuesta digital de una de las aseguradoras más grandes de Lima. Tenían el presupuesto, la tecnología y al equipo de ingenieros más brillante del mercado. El objetivo: lanzar una app que revolucionaría la forma en que los clientes gestionaban sus pólizas.

Seis meses después, "AAAAA" se estaba hundiendo.

El proyecto estaba estancado, el presupuesto se desangraba y la moral estaba por los suelos. Las reuniones en su oficina eran "diálogos de sordos": el equipo de Tecnología acusaba a Negocio de no saber lo que quería, y Negocio acusaba a Tecnología de no entender al cliente. Eran dos tribus hablando en idiomas diferentes, atrapadas en un ciclo de desconfianza.

Fue entonces cuando la Gerenta General hizo un movimiento que nadie en su comité entendió. Puso a una persona a cargo de "destrabar" el proyecto. No era la Jefa de TI ni una Project Manager con cinco certificaciones. Era "Carla", una gerenta de experiencia del cliente que llevaba 10 años en la compañía.

Su única instrucción fue: "Haz que conversen".

El superpoder que no aparece en un CV

Carla no sabía de código ni de arquitecturas de software. Pero entendía algo mucho más complejo: a las personas.

Las primeras dos semanas no revisó un solo documento técnico. Se dedicó a tomarse un café con cada miembro clave del proyecto, desde el programador más junior hasta el gerente comercial. No les preguntó por el avance; les preguntó cómo se sentían, qué les frustraba, qué necesitaban del "otro lado" para poder hacer su mejor trabajo.

Luego, hizo su magia. Rediseñó las reuniones. Todo debía traducirse a un solo idioma: "¿Cómo ayuda esto al cliente?". Facilitó talleres donde los ingenieros escuchaban grabaciones de llamadas de clientes frustrados. Llevó a los gerentes de negocio a sesiones de demo para que entendieran la complejidad de lo que pedían.

Carla no arregló el software. Arregló al equipo. No gestionó el proyecto. Gestionó las relaciones.

Dos meses después, el proyecto "AAAAA" estaba de nuevo en marcha, con un equipo más pequeño, un presupuesto más acotado y una energía completamente renovada. Se lanzó con éxito y hoy es un caso de estudio en la empresa.

El sistema operativo humano: Las habilidades que hacen que todo lo demás funcione

El superpoder de Carla no estaba listado en la sección de "habilidades técnicas" de su perfil de LinkedIn. Su maestría era en el "Sistema Operativo Humano" de la organización. Esas habilidades que permiten que el talento, la estrategia y la tecnología realmente se conecten:

1. Influencia sin autoridad: La capacidad de movilizar y alinear a personas sobre las que no se tiene un poder jerárquico.

2. Traducción estratégica: "Traducir" las necesidades de un área al lenguaje y las prioridades de otra, creando un puente de entendimiento.

3. Búsqueda de consensos: Mediar conflictos y encontrar puntos en común donde otros solo ven diferencias.

4. Empatía activa: No solo entender lo que el otro dice, sino por qué lo dice y qué siente.

¿Cuántas "Carlas" tienes en tu organización?

La historia de este proyecto no es una excepción. Es el día a día de muchas empresas. Proyectos millonarios que se estancan no por falta de talento técnico, sino por un déficit en estas habilidades conectoras.

Toda organización tiene "Carlas" en potencia: personas con una habilidad innata para construir puentes. El reto del liderazgo es identificarlas, desarrollarlas y ponerlas en el centro de los desafíos más importantes.

En Human Growth, nos especializamos en eso. Forjamos las habilidades que crean los puentes humanos para que las estrategias de negocio realmente sucedan.

Ahora, piensa por un momento:

En el proyecto más exitoso en el que has participado, ¿qué lo hizo funcionar tan bien, más allá de lo técnico?